Estamos invadidos por la publicidad. Las técnicas de marketing más agresivas se han instaurado en nuestro imaginario colectivo hasta el punto de que cualquiera puede utilizarlas para promocionar sus productos.
En un puesto de ropa íntima de un mercadillo había un cartel que rezaba «Por cada tres bragas, regalamos un libro«.
¿Podríamos aplicar está técnica de venta a otros aspectos de nuestra vida?