Buenas tardes, queridos oyentes. No me extraña que los que dirigen el cotarro nos hayan metido en la cabeza que el futuro lo ven muy negro. Teniendo como tenían esos tarjetones negros de crédito que lo compran todo, hasta el alma, normal que el porvenir nos lo pintasen azabache.

Yo no sé lo que haría con una tarjeta opaca, pero sí sé que el mundo de las tarjetas se nos ha ido de las manos. Miren ahora mismo en sus carteras y bolsos y empiecen a sacar esos pedacitos de plástico. ¿No creen que tenemos demasiadas tarjetas? Yo tengo tantas tarjetas que ya tengo escoliosis y la suela del zapato de mi pierna izquierda, donde guardo la cartera, está más gastada que la derecha. Cuando voy por la calle parezco la torre de Pisa, o incluso Don Manuel, que supongo que el pobre en sus tiempos tenía muchas más tarjetas que yo.

La cuestión es que ahora hay tarjetas de todos los tipos y colores. Yo acabo de hacer una revisión rápida y tengo, atención:

Con tanta tarjeta imprescindible, mi cartera ha pasado de ser una cartera fina y elegante a una especie de cajón desastre deshilachado, rota por las costuras y con sobrepeso. Y ahí las mujeres nos sacan ventaja, con esas carteras gigantescas, con compartimientos, cremalleras, cajones…que yo he visto carteras de mujer con iluminación interior, para poder encontrar la tarjeta que buscan. Que hay carteras de mujer que Ryanair no acepta como equipaje de mano. ¡Que hay peregrinos del camino de Santiago que han usado carteras de mujer para guarecerse de la lluvia!

En fin, queridos oyentes, tengan muchas o pocas tarjetas, intenten no cometer infracciones con ellas, no vaya a ser que les saquen la roja y se vayan al banquillo de los acusados. Qué duda cabe.

Texto correspondiente al capítulo s04e04 (06/10/2014) de Qué duda cabe, columna de opinión cómica que se emite todos los lunes a las 19:35 en La Ventana de Radio Coruña Cadena SER

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